Txakoli G-1200
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Jon Goenaga es un enamorado de los productos ecológicos.
En su caserío del barrio de San Prudencio en Getaria cultiva todo un repertorio de hortalizas que son delicatessen en las cocinas y mesas de los mejores restaurantes del País Vasco
Jon ha crecido en el ambiente del baserri.
Las parras han acompañado y convivido desde siempre en este entorno.
El viñedo lo plantó al menos hace 30 años. Hacía txakoli para casa y amigos, el resto de uva la vendía a bodegas como Ulacia,…
En casa, ama iba al mercado de la Bretxa a vender verdura y aita siempre trabajaba en las labores del campo.
Desde hace 22 años (la edad de su hija Libe) está en este caserío, hecho por él mismo.
Las piedras de la casa están traidas de Zarautz, la madera es reciclada, la construcción es una ensalada de mil historias.
La zona era un zarzal.
El caserío está levantado con sus propias manos… seis años desde que empezó hasta terminar.
Nos enseñó la huerta, orientada al Cantábrico, bien aireada, con una variedad y vigor increíbles.
Cuidada con esmero y con pasión, allí planta calabazas, acelgas, pimientos, piparras, tomates, lechugas, …
El ratón de Getaria y el mar Cantábrico.
Jon distribuye a muchísimos restaurantes, tanto de Gipuzkoa como de Bizkaia.
En la costa gipuzkoana se asientan la mayoría de las bodegas de Getariako Txakolina.
Jon distribuye su hectárea de viñedo en dos zonas.
Visitamos una de ellas, en parral y con orientación sur.
La variedad es hondarrabi zuri
En ecológico, la cantidad que suele recoger está alrededor de los 3000 – 4000 kilos por hectárea en un buen año.
Los tratamientos básicamente se reducen al caldo bordelés, sulfato de cobre básicamente, e infusiones de cola de caballo principalmente.
La sanidad de los racimos es más que evidente.
Este año la cosecha viene buena y abundante.
La cubierta vegetal también ayuda al ecosistema y a regular la humedad del suelo.
Una vez dimos la vuelta por la huerta y el viñedo, nos sentamos a charlar y probar varias añadas del txakoli.
Un vecino que tenía una prensa le animó a embotellar ese txakoli para familia y amigos,… 1200 botellas!
El nombre inicial del txakoli iba a ser Lahardi, como el baserri, pero había otro nombre muy parecido que estaba registrado y patentado en Madrid, el mítico restaurante Lhardy.
Por su semejanza, decidió ponerle G-1200.
La G por el apellido, Goenaga, y el 1200 por ser el número de botellas con las que inició el proyecto.
Cuando iba a llevar la verdura a los restaurantes, les dejaba una de esas botellas aún sin etiqueta para probar, de regalo.
Victor y Agustí Peris del Etxebarri le animaron a dar el paso de etiquetar, de certificarse como ecológico y poner en valor lo que hacía.
Una de las cuestiones y dudas que surgieron entre su enólogo y él fue la de añadir o no carbónico al txakoli.
En Getaria, la mayoría de los txakolis llevan este añadido, a diferencia del txakoli bizkaino o alavés.
Decidió respetar al máximo el resultado final y no añadir txinparta. Fue una decisión valiente, consecuente.
Lo único que hizo fue filtrar un poco, sin más.
Era la primera añada, 2014.
Esta añada 2019, sin filtrar, nos pareció extraordinaria.
Tanto a Jon Andoni como a mí nos pareció uno de los txakolis mejor elaborados que hemos probado últimamente.
Los aromas varietales de manzana madura, pera y fruta blanca estaban entrelazados con sutiles notas florales.
En boca, la entrada es ligeramente dulce con un pelín de carbónico natural, el paso es suave, frutal y mineral, con estructura, peso y anchura, dando más recorrido y volumen que la mayoría de los Getariako Txakolina.
El final es súper agradable, con un ligero amargor, típico de la variedad y unos matices sobresalientes muy bien expresados.
El txakoli como vino de año y vino de guarda en perfecta armonía.
El que sea sin filtrar hace que sea más expresivo y puedas percibir con más intensidad aromas y sabores innatos en la variedad.
La añada 2020 es una continuación de la 2019.
Seguro que un año en botella le va a servir para evolucionar y desarrollar ese enorme potencial de guarda.
Qué espectáculo de verduras y hortalizas, … !!!
Mi amigo «Chuck» no nos quitaba ojo. Creo que quería sumarse a la cata.
No quería perderse detalle!
Extraordinario txakoli que gana en botella y al que el tiempo engrandece aún más.
Añada 2019 excepcional
Un 2020 más suave y ligero, pero con esa marca de la casa de acidez muy bien resuelta e integrada.
Txakoli que es a la vez fácil de beber y que en todos los segmentos de la cata pasa con gracia, soltura y elegancia.
Da gusto encontrarse con txakolis tan bien elaborados y productores que creen en lo que hacen.
Salimos encantados !!!
Un fuerte abrazo por compartir la maravillosa tarde que pasamos juntos.
Eskerrik asko Jon, Libe, … familia !!!
Visita realizada el lunes 9 de agosto por Jon Andoni Rementería y Javi Calzada
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