En las viñas finalizamos la poda de invierno y preparamos las espalderas. Ya se empiezan a hinchar las yemas, síntoma del inicio de la brotación de la cosecha 2020. Y, en bodega, estos meses llenamos barricas con la nueva añada, continuamos con las trasiegas… pero reduciendo al máximo el número de personas que trabaja en bodega», subraya.
El humor vence al miedo
Para el postre hemos dejado a Josean Alija a quien el coronavirus pilló viajando de Buenos Aires a Turquía. «Se cerró el espacio aéreo y tuvimos que volver desde Turquía a Lisboa para poder llegar a Bilbao…», confía.
Así que la primera mañana salió a pasear a Txistorro, su pastor alemán y se encontró con una patrulla de la Ertzaina a los que saludó como si tal cosa. No problem.
«Lo peor es el miedo», reflexiona. «Por eso no hay que perder el humor.Es como cuando estás en la UCI (y Alija habla con pleno conocimiento de causa; estuvo 18 días entre la vida y la muerte), ¿a qué te agarras? Al humor. Hay que tirar para adelante porque cualquier otra sensación te quita la alegría», sostiene.
Josean Alija, patrón del Nerua, me pasa por WhatsApp fotos de unos espárragos, de unos guisantes lágrima y de un plato de pasta de quitarse la boina. También de unas costillas que ha pasado por el horno para alimentar a sus fieras como se espera que haga un cocinero que ama a los suyos.
«Estamos en paro; pero yo hablo a diario con mis chavales para oírles el timbre de voz y saber cómo se encuentran.
Es gente de otros países que va a vivir esta crisis fuera de casa. Difícil.Hoy –reflexiona el chef de Nerua– lo más preocupante es la pérdida de vidas, garantizar la salud… El desconocimiento del porqué sucede esto genera estrés y causa mucha preocupación. El mundo se ha frenado.
Es innegable. Nos hemos dado cuenta de que vivimos en un universo muy, muy frágil. Es el tiempo de descolgar el teléfono y de hablar con la gente, no tanto WhatsApp, para dar y recibir apoyo emocional…», sostiene.
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