Txakoli y alta gastronomía. El debate necesario
Premios Jantour
¿Hacia dónde va el
txakoli. Puede hermanarse con la alta gastronomía? Este es el título de la mesa
redonda dedicada al vino
JULIÁN MÉNDEZ Lunes,
27 mayo 2019
Preguntarle al txakoli sobre su destino, como si fuera
un ente autónomo dotado de voluntad propia, no deja de ser un ejercicio
retórico. Un necesario ejercicio retórico habría que añadir de inmediato para
no incurrir en descortesía. ‘¿Hacia dónde va el txakoli. Puede hermanarse con
la alta gastronomía?’ es la pregunta que situará Iñaki Suárez en la casilla de
salida del debate del próximo lunes en el Euskalduna.
¿Sabe alguien hacia dónde va ahora? ¿Quién está en la obligación de guiarlo?¿Debe ser el txakoli pastoreado por un único rabadán o se admiten diferentes guías? ¿Qué papel deben jugar las denominaciones? ¿Y los productores? Son apenas algunas preguntas aunque, tal vez, la principal tenga que ver con la edad del sujeto.
Con los años en que el txakoli ha pasado a ser un vino, llamémoslo así, de primera división. Y, también, con las consecuencias que los nuevos métodos –podríamos hablar de una nueva ‘mirada’ de los enólogos sobre los suelos, las viñas y las uvas– tanto en el campo como en la bodega provocan en estos vinos con identidad vasca.
Otro elemento diferencial, y que marca tendencia, tiene que ver con las consecuencias de las crianzas en madera y botella.
Es más evidente que premios como el
recibido por el 42 by Eneko Atxa (de Gorka Izagirre), colocándolo como el mejor
vino blanco del mundo, sirven para trazar un rumbo claro para el txakoli por la
vía del reconocimiento internacional. Ese 42 by Eneko Atxa (y otros txakolis de
la casa) ya llevan años asomándose con asiduidad (¡y éxito!) a los manteles del
Azurmendi.
Vinos en el punto de
mira
La presencia de estos blancos tampoco es
infrecuente en las cartas de vinos de los mejores restaurantes del mundo, donde
adquieren el sello de etiquetas –un tanto exóticas, eso sí– en el punto de mira
de los ‘connaisseurs’.
Andreas Kubach
Para hablar sobre la capacidad de estos
vinos para integrarse en la alta gastronomía nadie mejor que un Master of Wine
tan desacomplejado como Andreas Kubach y un sumiller igual de rompedor: Ismael
Álvarez, de Nerua Guggenheim. Álvarez lleva su compromiso con el txakoli hasta
el extremo de colaborar en la elaboración –junto a Garikoitz Ríos (Bodegas
Itsasmendi)– de vinos parcelarios que aparecen en el maridaje que propone para
platos creados por Josean Alija.
Ismael Álvarez
Al tiempo, la presencia en el debate de
Itziar Insausti servirá también para poner el foco en la pluralidad de los
txakolis y de las uvas que los pueblan. En Doniene Gorrondona elaboran un
txakoli tinto –Beltza– y un espumoso –Apardune– que vienen a completar el
abanico de los txakolis. Un interesante ejercicio. Las preguntas ya están
hechas. Las respuestas, en el debate de Jantour.
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